Cuando hablamos de cervezas trapenses y por tanto de abadía, no podemos olvidarnos de una de las más reconocidas a nivel mundial, la cerveza trapense Chimay.
La verdad que a pesar de ser posiblemente la más conocida cerveza trapense no es precisamente de las más antiguas, ya que elaboran cervezas desde 1862 (doce años después de la fundación de la abadía, hoy denominada Abadía Trapista Notre-Dame de Scourmont) cuando varios monjes procedentes de la abadía de Westvleteren la fundaron, y todos sabemos que la cerveza elaborada por los monjes de Westvleteren si está considerada la mejor cerveza del mundo. Así que mejores maestros no pudieron tener.
Como toda cerveza trapense o trapista, solo se pueden elaborar dentro de los muros de la abadía y por supuesto, tienen el exclusivo sello de Authentic Trappist Product, que únicamente 11 abadías en el mundo pueden utilizar.
Y hasta llegar a nuestros días y al igual que el resto de cervezas de abadía (sean o no trapenses) las primeras cervezas que se comienzan a elaborar son para consumo exclusivo de lo monjes, aunque lo que diferencia a las primeras cervezas Chimay de otras de abadía es que desde el principio elaboraron cervezas más fuertes, oscuras y espesas.
Todo ello hasta llegar a 1948, año en el que se consigue la primera cepa de levadura con la que se comienzan a producir las cervezas tal cual las conocemos hay en día.
Esta Chimay roja es la primera cerveza elaborada en la abadía a partir de esta cepa de levadura y viene a ser un homenaje a aquellas primeras cervezas oscuras elaboradas en un primer momento. Hablamos de una cerveza tostada, oscura, dentro de la denominación de las Belgian Dark Strong Ale, aunque dentro de las abadías se las denomine cervezas dubbel o double. Cervezas maltosas, donde predomina la fruta madura y el caramelo, aunque no demasiado dulce y final ligeramente amargo y seco.
Una cerveza tostada que se recomienda tomar a partir de 10º, donde siempre apreciaremos mejor sus matices.